MISAHUALLI


Misahuallí, un pueblo pequeño, grande por sus atractivos y leyendas.

Por: Ivette Area
Misahuallí queda a 30 minutos en el suroriente del Tena. Su extensión es de 513.8 km2 y cuenta con un clima cálido húmedo con una temperatura promedio de 25º C.
Al cruzar el puente uno se puede percatar de que el pueblo solo son algunos pocos kilómetros de extensión, pero está lleno de hombres con serpientes a los cuellos que están dispuestos a cederlas a los turistas para que éstos se tomen fotos con ellas. “A mí en lo personal, fue una de las cosas que más me gustó porque fue una experiencia totalmente nueva y divertida”, comentó Maury Abreu, un turista que fue a pasar el fin de semana.
Si se sigue avanzando por esta callecita se llega a las orillas del río, que está rodeado por árboles que son el hábitat de Peco, el mono y sus descendientes. Estos monos, se han acostumbrado a los turistas y salen a dar la bienvenida, a veces, no de la mejor forma. “Ellos están acostumbrados a los turistas y no siente ningún temor para tomar lo que necesiten de casas y tiendas, incluso los propietarios de los puestos de comida deben separar un poco para ellos y en cuanto abren ellos son los primeros que deben comer o te arman un desorden en el puesto. Son muy inteligentes y traviesos”, contó Leonisa Proaño Durán, originaria de Baños, pero que lleva 8 años viviendo en Misahuallí.
En Puerto Misahuallí, laboran los guías que hacen turismo de selva visitando ríos, playas, lagunas, mostrando la flora, la fauna, la riqueza piscícola, las costumbres tradiciones, artesanías y cultura de  las comunidades indígenas.
Dentro de la fauna cuenta con murciélagos, pumas, guantas, monos machin, tangarascarachamastapir, oso hormiguero, cervicabra, pava negra, entre otros. También se puede observar los diferentes monos silvestres a orillas del río y varias especies de mariposas revoloteando por los alrededores.
Por otro lado cuenta con una gran gama en lo que a flora se refiere. De los ejemplares que se pueden encontrar están: arrayán, yagual, licopodio, genciana, ceibos, guayacán, espadaña, palma de ramos, achupalla, pajonales, cedro, chuncho, ceibo, garango, caoba, chontaduro, tagua, olivo, varios tipos de orquídeas, bromelias, anturios, frailejón y heliconias.
Misahuallí es más que paisajes, y es que también cuenta con varias actividades que hacer, sitios por conocer y tradiciones que aprender.

Entre los atractivos más populares se destacan:

• Excursión: Desde Misahuallí parten un sin número de excursiones a la selva.

• Caminatas: En Misahuallí se puede realizar caminatas por cascadas como la de Latas, las minas de sal, entre otros.

• Centro de Rescate de Fauna: En el puerto también puede visitar el centro de rescate de la fauna silvestre que se encuentra cerca al Ahuano.

• Mariposario: El Centro de Reproducción de mariposas Misahuallí está a cuatro cuadras de la plaza central. Allí se pueden conocer 11 especies de lepidópteros.

• Al puerto se adjunta una playa : que se extiende hasta casi 500 metros de longitud, en ese lugar, nativos de la zona se dedican a la guía turística. Muestran las tradiciones, artesanías y toda la cultura de las comunidades amazónicas. Los ritos shamánicos ancestrales, limpias, plantas medicinales, comida típica, música, danza y leyendas son parte de la singular oferta que atrae a un sinnúmero de turistas nacionales y extranjeros.

• Carnaval Playero: Puerto Misahuallí, por más de 17 años, viene realizando el Carnaval Playero en su hermosa playa de agua dulce, este festival se lo realiza con artistas locales, nacionales e internacionales y se lleva a cabo el domingo de carnaval.

Dentro de estas caminatas y paseo destaca la Cascada de latas. Está compuesta por una larga caminata que inicia con un pequeño riachuelo y 3 pequeñas cascadas de 2 y 3 metros de alto. A sus costados se observa una formación rocosa donde existen fósiles incrustados como crustáceos marinos
.
Al continuar la caminata cuesta arriba, por casi una hora se llega a la cascada de Latas. Esta posee una caída de agua de 16 metros de altura, con una anchura de 6 metros y una profundidad de 2 metros.

Esta increíble cascada está ubicada a 12 km. de Tena en la vía a Pto. Misahuallí, margen izquierdo de la carretera. La temperatura promedio es de 25º C  y posee una humedad constante y lluvias casi todo el año.

Otro de los grandes atractivos son las comunidades nativas, como la de Shiripuno. Esta comunidad está compuesta por 25 familias, alrededor de 150 habitantes.

Aquí le recibe Yanet (es el nombre que usa para que a los turistas les sea más fácil comunicarse con ella), una de las 22 mujeres que forman parte de la organización del Turismo Comunitario. Para entrar se debe depositar dos dólares por personas, o si es un grupo grande se reduce a un dólar.

Con estas ofrendas ellos pueden mantener sus cultura y de paso provisionar conocimientos sobre sus tradiciones a los turistas que les visitan. Entre las tradiciones ofrecen danza, música, la preparación de la chicha de yuca, artesanías y las cabañas ecológicas.

La danza que interpretan es la de la fiesta de la chich
a de yuca y los vestuarios son diferentes. Los hombres tocan los instrumentos y las mujeres bailan. Algunos trajes son de semilla, otros de color completo, está también el de falda y blusa de colores y los que son imitando la piel del leopardo. El de la falda con la blusa es para identificar a las mujeres casadas y los otros para las que aún son solteras.

Además de los diferentes atractivos turísticos, Misahuallí también cuenta con leyendas. En resumen se puede decir que es un lugar que hay que conocer por todos los lugares que posee y los paisajes que tiene para ofrecer.

Leyenda

EL OSO DE HUAYRA PUNGO: Hace muchos años, antes de que los pumas sean encerrados en las cavernas de la cordillera de Galeras, bajó del Huayra pungo un pequeño oso; era manso y estaba malherido… se refugió en los matorrales cercanos al río, en la actual comunidad de Huayra yacu.
Un joven lo recogió y lo llevó a su tambo para curarlo. A los dos meses correteaba tras su amo como si nunca hubiera estado al borde de la muerte. La comunidad lo convirtió en su mascota preferida.
En su edad adulta llegó a medir casi dos metros. Era querido y respetado por todos. Desapareció cierta mañana y regresó muy tarde con una guatusa en el hocico. Esta actividad se volvió rutina. Pero en una de esas salidas el oso no regresó. Era el tiempo en que se comentaba que por las laderas del Huayra pungo rondaba el puma buscando su consabida presa. Los indígenas, en sus tambos, dejaban la candela prendida para ahuyentar a los felinos.
Una tarde nuestro joven salió a visitar a un compadre. Fue tan amena la conversación que el tiempo voló como los guacamayos. La noche llegó espesa y repleta de ruidos. Pese al miedo y los peligros decidió regresar a casa.
Avanzó entre fangos y quebradas, pero de pronto, frente a él se plantó un inmenso puma. El muchacho quedó paralizado de miedo y a merced de las filudas garras del asesino. Fueron apenas unos pocos segundos porque inmediatamente se agigantó una sombra peluda que se interpuso en la escena. Era el oso.
Las dos bestias se enfrentaron en mortal combate. Gruñidos y zarpazos se combinaban con el ruido de ramas quebradas y jadeos desesperados. Al final el puma rodó con la garganta desgarrada. El oso se acercó y recostó su enorme y sangrante cabeza sobre el hombro aún tembloroso de su joven amo.
El oso se convirtió en una suerte de guardián de la aldea hasta que un día desapareció definitivamente, nadie ha vuelto a saber nada de él. 

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